Los huertos solares, también conocidos como plantas o parques solares, son instalaciones diseñadas para aprovechar la radiación y convertirla en energía eléctrica. Estas instalaciones están formadas por múltiples paneles, que capturan la energía del sol y la transforman en electricidad de corriente continua.

Los paneles están compuestos por células fotovoltaicas, generalmente hechas de silicio, que generan electricidad cuando son expuestas a la luz solar. Estas células convierten la energía solar en energía eléctrica, que luego puede ser utilizada para alimentar hogares, edificios, industrias o ser inyectada a la red eléctrica para su distribución a otros consumidores.

Los huertos solares son una forma de generación de energía renovable y sostenible, ya que utilizan una fuente inagotable como es el sol, y no emiten gases de efecto invernadero ni contaminantes durante su operación. Además, ofrecen la posibilidad de aprovechar zonas que no son adecuadas para otros fines, como terrenos baldíos o áreas rurales con baja densidad de población.

Estas instalaciones pueden variar en tamaño, desde pequeños huertos solares en tejados o terrenos reducidos hasta plantas a gran escala que ocupan extensas superficies de terreno.

Los grandes proyectos solares requieren una inversión inicial significativa. Se necesita adquirir e instalar los paneles, así como llevar a cabo los trabajos de infraestructura necesarios, como la instalación de sistemas de cableado y subestaciones eléctricas. Sin embargo, a largo plazo, los estos huertos pueden resultar rentables, ya que se amortiza la inversión inicial y se obtiene energía eléctrica de forma gratuita a partir de la radiación solar.

Fotografía. Fuente: Sebastian Ganso en Pixabay

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