La respuesta es sí. Esta tecnología podría ser la solución a los problemas de acceso a la red eléctrica en zonas remotas con grandes extensiones de arrozales y humedales.

La innovación en el mercado de la producción de energías renovables está cobrando cada vez mayor impulso con un sinfín de soluciones. Son varias las entidades que han conseguido desarrollar dispositivos que utilizan el mecanismo natural de la fotosíntesis para generar electricidad a partir de plantas. Las plantas no sufren ningún daño, ya que no requiere manipularlas ni someterlas a ningún proceso.

En un futuro, la energía producida por un jardín doméstico adaptado a esta tecnología podría cubrir hasta el 80% de las necesidades energéticas de una familia media.

Funcionamiento

Las plantas pueden regular el proceso de la fotosíntesis hasta cierto punto, pero en sus procesos metabólicos tienen excedentes que deben eliminar. Estos excedentes de la fotosíntesis, cuando no se necesitan, son «eliminados» por la planta a través de las raíces, incorporándolos al sistema suelo/planta. Los metabolitos segregados generan la existencia de una actividad microbiológica en el entorno de las raíces, que es relativamente intensa. Numerosos microorganismos se aprovechan de dicha materia orgánica de la planta para su desarrollo, descomponiéndola y liberando electrones al medio (entre otras cosas) en los procesos de descomposición.

Debido a este proceso, en el entorno suelo/planta existen unos electrones que pueden ser aprovechados. Si dicho sistema suelo/planta lo controlamos haciendo de él una «cubeta» con una membrana que separe dicho entorno en las dos principales partes de una pila, el cátodo y el ánodo, podremos captar esos electrones de los procesos microbiológicos e incorporarlos al consumo energético o almacenarlos en una batería.

Fotografía. Fuente: leaves-ge58c6e22d_1920 en Pixabay