Fotografía ilustrativa del artículo
15 Abr 2014

Investigadores españoles mejoran las prospecciones de hidrocarburos en los cañones submarinos

Fuente: MNCN

Un equipo internacional en el que participa el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), del CSIC, Juan Pablo Corella ha descrito la dinámica sedimentaria de los cañones submarinos y evaluado su estabilidad. En concreto, han estudiado los procesos sedimentológicos del cañón submarino que produce el río Ródano a su paso por el lago Leman, en Suiza.

Los resultados del estudio aportan datos para prevenir posibles riesgos geológicos, así como para entender el funcionamiento de estos sistemas y mejorar las prospecciones de hidrocarburos.

El cañón estudiado mide 14 kilómetros de largo y llega a tener, desde la confluencia con el Ródano hasta la zona más alejada de la costa, 300 metros de profundidad. Los cañones submarinos son  grandes cauces que actúan como ríos en el interior de lagos, mares y océanos. A lo largo de su recorrido, estas corrientes subacuáticas transportan y depositan grandes cantidades de sedimentos.

El equipo ha podido analizar las dinámicas sedimentarias de estas formaciones geológicas. Los resultados obtenidos son exportables a los cañones oceánicos porque el lago es un análogo perfecto de sistemas marinos.

Los sedimentos de los cañones se acumulan formando depósitos de turbiditas, estructuras sedimentarias donde se almacenan el petróleo y el gas del subsuelo. “Entender cómo y dónde se depositan y transportan las turbiditas es clave para determinar dónde hacer las prospecciones para encontrar hidrocarburos”, explica el investigador del MNCN, Juan Pablo Corella.

Asimismo, la investigación evalúa la estabilidad de las paredes de los cañones submarinos para prevenir riesgos geológicos. Debido a la rápida acumulación de sedimentos y a la presión ejercida por los gases, las paredes de los cañones acaban fracturándose. A través de las grietas se producen deslizamientos masivos de sedimentos que pueden llegar a provocar tsunamis. De hecho, Ginebra fue sepultada en el siglo VI por uno de esos eventos geológicos (Kremer et al., 2012*)

La erosión y el depósito de sedimentos son dos procesos que se producen simultáneamente a lo largo de todo el cañón. Sin embargo, es en las partes más profundas donde hay mayor acumulación de sedimentos y en las zonas proximales, las más cercanas a la orilla del lago, donde se produce una mayor erosión.

Corella explica el proceso geológico: “En las zonas proximales es donde hay más peligro de deslizamientos masivos porque la erosión altera la estabilidad de los muros al desgastar su base. Si a esto añadimos que en la parte más cercana a la orilla del lago se acumula gas metano, nos encontramos con una zona inestable y, por lo tanto, más proclive a colapsar y producir grandes deslizamientos”.

Para el desarrollo de la investigación se realizaron exámenes geotécnicos, geofísicos, sedimentológicos y geoquímicos así como análisis radiométricos. El estudio forma parte del proyecto internacional ELEMO liderado por la École Polytechnique Fedérale de Lausanne (EPFL), la Universidad de Ginebra y el Institut Forel de Ginebra.

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