Tras años de monitorización de diferentes edificios experimentales, un grupo de investigadores de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid ha elaborado un modelo con el cual, conociendo las principales características de la climatología del lugar, es posible estimar el comportamiento térmico de una fachada vegetal respeto a una fachada convencional.
Esto le convierte en una herramienta eficaz para evaluar el ahorro energético asociado a la instalación de fachadas vegetales y a los eventuales beneficios térmicos que la colocación de una fachada con estas características puede aportar a los usuarios del edificio.
En los últimos años, las problemáticas energéticas y ambientales se han acentuado, tanto en España como en el resto del mundo. El sector de la construcción genera el 36 por ciento de las emisiones de CO2 en la Unión Europea, siendo uno de los sectores que más energía consume y el que más residuos genera.
Debido a esta situación, surge la necesidad de buscar alternativas de proyecto en el ámbito de la edificación que conlleven un menor impacto medioambiental y a su vez mejoren el bienestar de los usuarios. En este marco, la incorporación de espacios y elementos con vegetación en el diseño arquitectónico y urbano constituye una de las estrategias bioclimáticas más antiguas y más interesantes ya que materializa la interrelación entre el edificio y el ecosistema circundante.
Actualmente la integración de sistemas vegetales en arquitectura puede ser empleada como instrumento para incrementar las áreas verdes en las ciudades, posibilitando el diseño de envolventes que promuevan el ahorro energético y respondan a condiciones medioambientales específicas. En los últimos años se han realizado numerosos estudios sobre el potencial de las envolventes vegetales en este campo.
En la mayoría de los casos, las investigaciones se centran en el análisis del comportamiento energético de este tipo de envolventes, así como los efectos derivados de su aplicación en edificios y medioambiente desde puntos de vista muy diversos: térmicos, reducción del efecto isla de calor urbano, regulación del ciclo hidrológico, calidad del aire y confort acústico.
Buenas en invierno y en verano
En este contexto, la investigación ha demostrado que, en climas como el de Madrid, el uso de elementos vegetales en fachada resulta favorable para el edificio tanto en invierno como en verano, pudiendo ser considerados como estrategias de enfriamiento pasivo que además contribuyen, durante las estaciones cálidas, a la mejora de las condiciones de confort de los usuarios.
El nuevo modelo se ha desarrollado a partir de datos tomados en edificios experimentales puestos a disposición por parte de la empresa Intemper. Como resultado han generado un modelo que ha sido validado experimentalmente, mostrando un grado de fiabilidad muy elevado. El modelo es muy práctico, de rápida y sencilla utilización, posibilitando su uso por parte de cualquier técnico del sector de la edificación. Además, la información que se necesita para su empleo es fácilmente accesible, estando al alcance de todos los que se ocupan del proyecto.
A través de este modelo se pretende proporcionar a todos aquellos que investigan y trabajan en la aplicación y en el desarrollo de fachadas vegetales una herramienta que, siendo a la vez asequible y fiable, posibilite la estimación de los posibles beneficios derivados de su utilización como alternativa viable a otros tipos de fachada. Asociaciones como Asescuve y Pronatur promueven el uso de este tipo de instalaciones.