Las emisiones de óxido nitroso (N2O), también conocido como gas de la risa, podrían duplicarse en el año 2050. Este gas tiene un alto potencial contaminante que influye directamente en la recuperación de la capa de ozono, por lo que podría agravar el cambio climático.
Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA), en colaboración con científicos y expertos de más de 35 organizaciones, señala que es posible mitigar las emisiones de óxido nitroso si se toman medidas en emisiones agrícolas e industriales.
“Aunque no es tan frecuente en la atmósfera como el CO2 en términos de masa, N2O está lejos de ser un asunto chistoso con respecto al cambio climático y el daño que causa al ozono. Por el contrario, tiene un impacto desproporcionado sobre el calentamiento global, por su propiedades radiactivas y de larga vida en la atmósfera, que es en promedio de 120 años”, declaraba Achim Steiner, director ejecutivo del PNUMA durante la presentación del trabajo en la Conferencia de las Partes (COP19) de Varsovia.
Según este informe, el óxido nitroso es la emisión que más daña la capa de ozono; sin embargo, a menudo se pasa por alto.
“Es el tercer gas de efecto invernadero más potente liberado a la atmósfera. El segundo es el metano”, añadía Jospeh Alcamo, científico jefe del PNUMA.
Entre los puntos más importantes que han destacado los expertos están las medidas de mitigación de este gas, que podrían suponer un valor de más de 160 mil millones de dólares al año en sectores económicos diversos.
“Un trabajo previo del PNUMA, citado en el informe, indica que una mejora en su eficiencia en un 20% costaría alrededor de 12 mil millones de dólares anuales, pero se ahorraría alrededor 23 mil millones en costes solo de fertilizantes”, apuntaban.
Un gas sin protocolo que lo regule
Este gas existe de forma natural en la atmósfera en pequeñas cantidades, pero las actividades humanas han aumentado sus concentraciones desde la revolución industrial.
Según los científicos, su reducción supondría el aumento de la productividad agrícola y ganadera, la mitigación de la pobreza, la mejora de la salud humana y la reducción de la degradación del medio ambiente.
La mayor parte de la destrucción de la capa de ozono de la estratosfera se debe a los clorofluorocarbonos (CFC) y otros derivados. Sin embargo, estos productos químicos –a diferencia del N2O– están controlados por el Protocolo de Montreal, un tratado internacional diseñado para proteger la capa de ozono.
La agricultura es, con mucho, la mayor fuente de N2O de origen humano (representa dos tercios de estas emisiones). Otras son la industria y la quema de combustibles fósiles, así como, la quema de biomasa y de aguas residuales.