La calificación energética de los edificios es el mecanismo oficial para evaluación y comparación de la eficiencia energética e integración de energías renovables en los edificios.

Las líneas generales se marcan a nivel europeo a través de las distintas directivas de eficiencia energética de los edificios y se regulan de forma particular a nivel nacional.

La calificación de eficiencia energética de un edificio permite asignar a cada edificio, o unidad independiente del mismo, una etiqueta que da información sobre el mismo, específicamente sobre su consumo de energía y las emisiones de CO2, clasificándolo dentro de una escala.

Esta clasificación varía desde la clase A, para los menos consumidores de energía, hasta la clase G, para los más consumidores, cuando se comparan en el consumo, y de la misma forma en cuanto a las emisiones. Dentro de la escala ‘A’, existen otras tres categorías que, dependiendo de la cantidad de ‘+’ indican el porcentaje de ahorro energético desde un 10% a un 45%.

La calificación se basa en la evaluación del edificio independientemente del uso real del mismo, simulando condiciones de funcionamiento homogéneas para todos los casos, de forma que permita identificar y comparar los edificios por su calidad energética y no por el uso de sus ocupantes, consideración importante para ayudar en la decisión de compra, alquiler o rehabilitación de un edificio.

El propósito del certificado de eficiencia energética es dar al futuro comprador o arrendatario una indicación de cuánto le costará calentar e iluminar su propiedad, y cuánto CO2 emite la misma.

Imagen 1. Calificación energética. Fuente: Pixabay

 

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