La biomasa es la única de las fuentes de energía renovables cuyo aprovechamiento generalmente requiere  de un proceso de combustión que produce CO2, uno de los principales gases que ocasionan el efecto invernadero. De esta manera, lo que principalmente diferencia a la biomasa de las demás energías renovables es esa emisión de CO2 que genera su consumo. A pesar de esto, se considera que estas emisiones se compensan ya que, previamente, el CO2 originado en su combustión ha sido fijado de la atmósfera por los elementos orgánicos objeto de la combustión, de manera que su consumo no incrementaría la concentración de los gases causantes del efecto invernadero.

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