¿Existe relación entre el consumo de energía y el bienestar económico de un país?
La demanda energética de un país está muy relacionada con su Producto Interior Bruto (PIB), con su capacidad industrial y con el nivel de vida alcanzado por sus habitantes. El consumo de energía por habitante constituye, por tanto, uno de los indicadores más fiables del grado de desarrollo económico de una sociedad.
Esta relación puede comprobarse analizando los consumos de energía por áreas geográficas, donde los países con mayor consumo per cápita tienen niveles más altos de bienestar económico. Conviene señalar a este respecto que, según el Congreso Mundial de la Energía de 1998, el 20% de la población mundial consume el 80% de la producción energética comercial.
La correspondencia entre el nivel de vida y el consumo energético de un país puede apreciarse también desde la perspectiva histórica. Así, cuando un país comienza a desarrollarse, su estructura económica está caracterizada por un predominio de las actividades del sector primario, a las que se van añadiendo actividades de tipo artesanal, todas ellas de consumo energético bajo.
En el proceso de crecimiento económico, la industria va aumentando en importancia, lo mismo que el sector transportes, y estas actividades consumen importantes cantidades de energía. A ello se va uniendo la creciente mecanización de las actividades económicas y el aumento del uso de energía en el sector doméstico.
No obstante, el desarrollo tecnológico acaecido en los últimos años como consecuencia de la crisis energética, ha permitido reducir el uso de energía para iguales niveles de actividad económica, alcanzándose una mayor eficiencia en los sistemas de producción y uso de la energía.
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