• Utilizar solo la energía que necesites, recuerda que todas tienen un impacto en el medio.
  • Apagar las luces y los electrodomésticos cuando no se estén usando.
  • El consumo en espera stand-by consume energía, conviene apagar del todo los aparatos y desconectar los cargadores de los enchufes después de usarlos.
  • Utilizar electrodomésticos y aparatos eficientes de bajo consumo.
  • Mejorar el aislamiento exterior de la vivienda, por ejemplo mediante la instalación de ventanas con cierre hermético y doble cristal, al objeto de evitar pérdidas de calor en invierno y una temperatura no deseada en verano.
  • Hacer un manejo apropiado de las persianas o contraventanas para aprovechar o evitar el calor pasivo del sol.
  • Utilizar bombillas de bajo consumo y lámparas eficientes.
  • Usar una regleta para los enchufes y así poderlos apagar con un sólo gesto. También se pueden instalar sistemas domóticos que permiten controlar automáticamente los aparatos que utilizamos a diario.
  • Al cocinar hacer coincidir el tamaño de la sartén o cacerolas con el tamaño de la placa o elemento de calefacción, no abrir innecesariamente el horno, porque pierde un mínimo del 20% de la energía acumulada en su interior.  Así mismo cubrir  las cacerolas para que los alimentos se cocinen de forma más rápida y con el calor remanente.
  • Dejar secar los platos al aire: apaga el botón de control del programa del lavavajillas y dejar abierta la puerta para que se sequen más rápidamente.
  • Hacer un buen mantenimiento del hogar por ejemplo comprobar que la nevera cierra herméticamente o que los fuegos y las lámparas están limpios para no dificultar sus respectivas funciones.
  • Instalar energías renovables: paneles solares para calentar agua, pequeños aerogeneradores para generar electricidad y energía geotérmica para suelos radiantes.
  • Consultar el certificado de eficiencia energética al comprar una vivienda. Los edificios nuevos con alta calificación energética (clase A) consumen hasta un 60% menos de energía.
  • No abusar del aire acondicionado o de los sistemas de calefacción. En verano, 26ºC es una temperatura adecuada. En invierno, entre 19ºC y 21ºC. Desconectar los equipos de climatización cuando no sean necesarios. Adecuar la vestimenta a las circunstancias meteorólogicas.
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